La tiranía de la imagen


GEOBSERVATORIO
Por Hugo Hernández Carrasco


La pigmentocracia

 
Si bien el racismo como práctica y postura pública es condenado en el mundo, no falta los claroscuros de la actividad humana cuando se dan muestra de estas lamentables actitudes, es así que el pasado fin de semana observamos durante el juego Barcelona-Villareal un pseudoaficionado lanzando un plátano al jugador del equipo catalán Dani Alves, este en respuesta le dio un mordisco a la fruta y como tal, compañeros de juego, equipos y personalidades se fueron uniendo en una gran campaña contra el racismo. Otro suceso se dio en la NBA donde el dueño del equipo de los Clippers fue expulsado por supuestos dichos racistas. Hasta aquí todo bien.


El racismo silencioso


La pigmentocracia como se la ha denominado a esa forma en que la estructura socioeconómica se conforma a partir del color de la piel, más que herencia, es la continuidad de la herencia española –continuidad aceptada, no impuesta- de conformación de clases a partir de la “raza” y que para estudiosos como Alain Rouquie (1984) es una de las variables más significativas para explicar la dominación que se ejerce desde antes de la aparición de dictaduras, gobiernos autoritarios y otros.  


En México, hemos sido testigos de sucesos lamentables que exponen el racismo silencioso sobre el cual se ha estructurado nuestra sociedad: el caso de Rigoberta Menchú siendo expulsada de un hotel en la zona turística de Cancún al confundirla con una vendedora ambulante nativa o el caso de una agencia de publicidad que anunció un casting para un comercial de una línea aérea en donde pedía explícitamente que “nadie moreno” acudiera a la audición porque sólo buscaban personas de “tez blanca” con un “look Polanco”, estos y otros tantos sucesos demuestran el racismo profundamente arraigado así como la pigmentocracia bajo la cual se cimenta no sólo el imaginario colectivo –donde parece imposible que una indígena pueda acceder a un hotel de cinco estrellas en Cancún o bien sea natural que una persona morena acceda a una aerolínea- sino también las estructuras sociales y el discurso –por qué no decirlo- comercial.


Digamos que a diferencia de Dani Alves o la NBA, aquí nadie hará una campaña en twitter o Facebook con miras a expresar solidaridad, dado que las prácticas implícitas y explícitas de la pigmentocracia son silenciosas, nadie las asume directamente en el discurso sino en los hechos, hechos que a simple vista no parecen encarnar ningún tipo de discriminación y que lejos de ser repudiados, son legitimados en el marco de un consumo que pretende ser la plataforma de status.  


En esta parte del mundo, a diferencia de otros lados, las castas siguen vigentes sin que se quiera hacer notar, sólo que ahora le llamamos segmentos socioeconómicos y parecen predestinados por una situación pigmentocrática, como lo demuestra un reciente estudio de la universidad de Princenton llevado a cabo por Edward Telles y Liza Steele, el cual demostraba que las personas de color más claro tienden a tener mayor escolaridad que las de piel más oscura; incluso un estudio posterior llevado a cabo por los mismos investigadores denominado PERLA (Project on Ethnicity and Race in Latin America) resaltaba que al menos en Colombia el color de piel está relacionado con la clase social a la que se pertenece.


Esta verdad silenciosa, que a todas luces requiere hacerse evidente, debatirse y superarse debe ser abordada de manera más abierta, relegando las clásicas formas de lo “políticamente correcto” y atreverse a romper cadenas y prejuicios invisibles. Que en el marco de la pregonada modernidad en donde supuestamente se discuten reformas estructurales, en donde se predica libre mercado y se habla de democracia, empecemos por transformar las conciencias en torno a la visión de nuestra propia humanidad, no podemos por muy variables circunstancias portar la máxima tecnología en una mano y en con la otra señalar nuestras aparentes diferencias, debemos abandonar las contradicciones que perpetúan la infamia.


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El autor es Licenciado en Ciencia Política por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, tiene un Diplomado en Organizaciones de la Sociedad Civil. Sus reflexiones se orientan al análisis de la democracia, la gobernabilidad, los Recursos Naturales, la Geopolítica y la Defensa Nacional. Twitter@H7GO